No importa, es italiano


La última vez que estuve en Italia, pude notar que sus tres grandes aportaciones al mundo en la actualidad son : Calcio, pizze e automobili.
El primero, debería de ser el octavo arte, de verdad que la Serie A es para disfrutar. Si bien no son los partidos más emocionantes del viejo continente por su escasez de goles, cada jugador hace su tarea, con un ballet no tan coordinado, pero efectivo. Al que le parezca bien, pero la Vecchia signora, La Fidanzata d'Italia, I bianconeri, es, y será el mejor equipo del mundo. Punto.
Del punto número dos, ¿Necesta más explicación? Sólo que hoy encontré la receta perfecta para la pizza: Pasta de hojaldre, salsa Ragú, muchísimo queso (combinación de Monterey Jack, Mozzarella y Parmesano) y el ingrediente favorito de cada quien. Lo llamaremos: Deep Dish Pizza Pie.
Y del tres, definitivamente se necesita más explicación, aun cuando las marcas italianas hablan por sí mismas. ¿Las recordamos?: Alfa Romeo, Ferrari, Fiat, Lancia y Maseratti. Por eliminación, vamos a dejar a Alfa, Ferrari, Lancia y Maseratti fuera. Ya tendremos oportunidad de analizarlos con todo y su orientación pasional, sus fallas infinitas, sus locos diseños y demás pros y contras. Claro que ninguna de esas marcas está posicionada oficialmente en México.
Hablemos de la que sí lo está.
Fiat: Fabbrica Italiana Automobili Torino, fundada el 11 de julio de 1899. Nos vamos a saltar más de 100 años para llegar al último, nuevo, mejorado y asombroso Bravo. Bien hecho, Fiat.
Es un compacto, hatchback de cinco puertas, que cuesta $259,900 pesos. ¿Parece mucho verdad? pues no lo es, si tomamos en cuenta que de todos, repito, todos los compactos "familiares" (si la familia de uno es de chaparritos) es el mejor equipado. Si me preguntaran a mí, en ese rango de precios hay dos autos más que valdrían la pena mirar antes de decidir: el nuevo Mazda3 hatchback, que a comparación del Bravo con todo y su zoom-zoom se queda corto en diversión y tecnología, y el A3 1.4T, que si bien es un A3 en toda su extensión, es el más austero de la gama, lejos de contar con los gadgets del italiano.
El Bravo tiene tela tornasol, quiere ser un mini-Alfa, le colocaron parrilla de Maseratti y de hecho, se parece mucho al nuevo MiTo.
Cada vez que me subí, me sentía vestido de saco casual Armani, con cinturón Fendi y mocasines Ferragamo...que no es mi estilo. Cada cambio de velocidad es emocionante, y no por el desempeño, la emoción proviene del sentimiento: ¿Será este su último "cluthchazo"? Los que saben de lo que estoy hablando, me entenderán.
Entonces, tenemos un auto aspiracional, un tanto metrosexual -no me importa, lo quiero-, muy pasional, y probablemente no tan confiable (basándonos en la historia automotriz de Italia, pero el Bravo, merece el beneficio de la duda), ¿y qué? todo está justificado, es italiíanssimo, puede ser pretencioso, medio mamón, un cuarto homosexual y potencialmente nos dejará tirados en el peor día de nuestras vidas. Vale la pena cada uno de sus defectos.
Si quiero que mi auto compense el tamaño pequeño de mi pene, creo que BMW es la opción. Si lo que quiero es que refleje que mi estilo de vida es de hacer yoga, tener 2 blackberries, nunca quitarme mi bluetooth de la oreja, recordarles a todos que vivo en un loft recién construído en la Condesa y que no puedo vivir sin mi MacBook, Audi es lo que estoy buscando.
Pero el Bravo, habla bien de mi buen gusto, de que aspiro a tener un 599GTB Fiorano para los fines de semana algún día y que además no tengo que vivir a dieta, ser vegetariano ni vivir adolorido de las sesiones diarias de gym. Eso es Italia, eso es diseño, eso es ser un poco naco, pero muy primermundista.
Aplausos al Bravo, que me hizo disfrutar toda una semana de conducción, con buenas prestaciones, bajo costo y alto auto estima.

1 comentario:

El Emperador Galáctico dijo...

Empecemos por decir que el mejor equipo del mundo es el AC Milán. Creo que en la lista de marcas faltó un poco Lamborghini, yo se que ya son alemanes, pero es Lamborghini.

Tienes razón, el Bravo definitivamente tiene factor X. La suspensión no me convenció, pero de que tiene onda, tiene onda.

Publicar un comentario